Por Eduardo Mackenzie
“Si esta elección puede ser free no será fair”. Con este ingenioso calambur bilingüe resumió Ramón Guillermo Aveledo el carácter de los comicios presidenciales del 7 de octubre próximo en Venezuela. El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, la amplia coalición que busca sacar del poder al presidente Hugo Chávez, recordó en una rueda de prensa en París, en el marco de su gira por el Viejo Continente, cuales son los mayores obstáculos que tienen que encarar Henrique Capriles Radonski, el candidato presidencial de oposición, y la citada coalición. “El gobierno utiliza los recursos públicos para hacer campaña y abusa de sus prerrogativas. Se reserva, por ejemplo, 10 minutos diarios para lanzar por todas las radios y televisiones su propaganda electoral, mientras que le concede únicamente 3 minutos diarios a la oposición”, explicó Aveledo. “Eso sin mencionar el hecho de que Chávez abusa del derecho que tiene como jefe de Estado, gracias a una vieja disposición, de hacer discursos interminables, encadenando todas las televisiones del país, para exponer sus puntos de vista”, agregó.
José Ramón Sánchez Iribarren, diputado venezolano del Parlamento Latinoamericano, quien acompaña a Aveledo en su gira, mencionó por su parte otro hecho que describe el clima de histeria que vive la tiranía chavista ante el auge de la candidatura de Capriles. “Cien mil venezolanos se han inscrito en muchos países para votar. De esos, 20 000 se inscribieron en la Florida, Estados Unidos. Resulta que para impedirles votar, Chávez, quien quiere ser elegido por tercera vez, decidió colocar las urnas en Nueva Orleans, a 1 400 kilómetros de distancia de esos electores. Chávez teme que esos 20 000 votos decidan su suerte el próximo 7 de octubre”.
Aveledo definió la campaña actual como “una contienda entre dos modelos y dos visiones sociales”. En la Unidad Democrática hay desde liberales hasta socialdemócratas. Esa coalición ha logrado dotarse “de una estrategia, de una política, de un programa y de una plataforma electoral común”, indicó Aveledo. El objetivo supremo de ellos es sacar a Venezuela de la pesadilla en que se convirtió el llamado “socialismo del siglo XXI”. La “senda del progreso” descansa sobre cuatro puntos, según Aveledo: “estabilidad institucional, avance social, crecimiento económico y unidad entre los venezolanos”.
A la pregunta de un periodista de un canal de televisión francés que dijo que él creía que “a Chávez todo le ha salido bien salvo el aumento de la criminalidad”, Aveledo recordó que, en 14 años, ese régimen manejó una masa de dinero descomunal: un millón de millones de dólares sólo por la venta de productos petroleros, sin que esa fenomenal riqueza sirviera para relanzar la economía. Lo que ocurrió bajo Chávez fue lo contrario: el hundimiento del país.
“Chávez ejerce hoy el control de todos los poderes del Estado y aminoró la sociedad civil. El poder personal de Chávez debilitó el Estado mismo. A veces Chávez sentencia antes que los tribunales”, resumió el líder opositor.
La criminalidad sigue subiendo. Según Aveledo, únicamente en el primer semestre de 2012 hubo 9 510 muertes violentas en Venezuela, es decir en ese país “hubo más muertes violentas que en Siria”. Otros datos elocuentes: el 80% de lo que consumen los venezolanos es importado, la industria, sobre todo la del hierro, del acero y del aluminio se derrumbaron. Venezuela importa ahora hasta gasolina de Estados Unidos. El desempleo aumentó drásticamente: el 51% de la población activa sobrevive mediante el rebusque. “Antes de Chávez, muchos extranjeros iban a Venezuela a buscar oportunidades. Al final de los años 90 eso se revirtió por la persecución política y el auge de la inseguridad. Hoy en día hay un millón 200 mil venezolanos en el exilio”, explicó José Ramón Sánchez.
La Mesa de la Unidad Democrática espera ganar las cruciales elecciones presidenciales de octubre. Sus voceros están siendo recibidos en las capitales europeas. Sin embargo, los obstáculos son enormes y no vienen del electorado. No es sino pensar en la amenaza que lanzó la dictadura castrista: ella impedirá “a sangre y fuego” el fin de la “revolución” chavista, aún si eso es lo que deciden los venezolanos mediante el voto popular.
Libreta de Apuntes, 17 de julio de 2012
“Si esta elección puede ser free no será fair”. Con este ingenioso calambur bilingüe resumió Ramón Guillermo Aveledo el carácter de los comicios presidenciales del 7 de octubre próximo en Venezuela. El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, la amplia coalición que busca sacar del poder al presidente Hugo Chávez, recordó en una rueda de prensa en París, en el marco de su gira por el Viejo Continente, cuales son los mayores obstáculos que tienen que encarar Henrique Capriles Radonski, el candidato presidencial de oposición, y la citada coalición. “El gobierno utiliza los recursos públicos para hacer campaña y abusa de sus prerrogativas. Se reserva, por ejemplo, 10 minutos diarios para lanzar por todas las radios y televisiones su propaganda electoral, mientras que le concede únicamente 3 minutos diarios a la oposición”, explicó Aveledo. “Eso sin mencionar el hecho de que Chávez abusa del derecho que tiene como jefe de Estado, gracias a una vieja disposición, de hacer discursos interminables, encadenando todas las televisiones del país, para exponer sus puntos de vista”, agregó.
José Ramón Sánchez Iribarren, diputado venezolano del Parlamento Latinoamericano, quien acompaña a Aveledo en su gira, mencionó por su parte otro hecho que describe el clima de histeria que vive la tiranía chavista ante el auge de la candidatura de Capriles. “Cien mil venezolanos se han inscrito en muchos países para votar. De esos, 20 000 se inscribieron en la Florida, Estados Unidos. Resulta que para impedirles votar, Chávez, quien quiere ser elegido por tercera vez, decidió colocar las urnas en Nueva Orleans, a 1 400 kilómetros de distancia de esos electores. Chávez teme que esos 20 000 votos decidan su suerte el próximo 7 de octubre”.
Aveledo definió la campaña actual como “una contienda entre dos modelos y dos visiones sociales”. En la Unidad Democrática hay desde liberales hasta socialdemócratas. Esa coalición ha logrado dotarse “de una estrategia, de una política, de un programa y de una plataforma electoral común”, indicó Aveledo. El objetivo supremo de ellos es sacar a Venezuela de la pesadilla en que se convirtió el llamado “socialismo del siglo XXI”. La “senda del progreso” descansa sobre cuatro puntos, según Aveledo: “estabilidad institucional, avance social, crecimiento económico y unidad entre los venezolanos”.
A la pregunta de un periodista de un canal de televisión francés que dijo que él creía que “a Chávez todo le ha salido bien salvo el aumento de la criminalidad”, Aveledo recordó que, en 14 años, ese régimen manejó una masa de dinero descomunal: un millón de millones de dólares sólo por la venta de productos petroleros, sin que esa fenomenal riqueza sirviera para relanzar la economía. Lo que ocurrió bajo Chávez fue lo contrario: el hundimiento del país.
“Chávez ejerce hoy el control de todos los poderes del Estado y aminoró la sociedad civil. El poder personal de Chávez debilitó el Estado mismo. A veces Chávez sentencia antes que los tribunales”, resumió el líder opositor.
La criminalidad sigue subiendo. Según Aveledo, únicamente en el primer semestre de 2012 hubo 9 510 muertes violentas en Venezuela, es decir en ese país “hubo más muertes violentas que en Siria”. Otros datos elocuentes: el 80% de lo que consumen los venezolanos es importado, la industria, sobre todo la del hierro, del acero y del aluminio se derrumbaron. Venezuela importa ahora hasta gasolina de Estados Unidos. El desempleo aumentó drásticamente: el 51% de la población activa sobrevive mediante el rebusque. “Antes de Chávez, muchos extranjeros iban a Venezuela a buscar oportunidades. Al final de los años 90 eso se revirtió por la persecución política y el auge de la inseguridad. Hoy en día hay un millón 200 mil venezolanos en el exilio”, explicó José Ramón Sánchez.
La Mesa de la Unidad Democrática espera ganar las cruciales elecciones presidenciales de octubre. Sus voceros están siendo recibidos en las capitales europeas. Sin embargo, los obstáculos son enormes y no vienen del electorado. No es sino pensar en la amenaza que lanzó la dictadura castrista: ella impedirá “a sangre y fuego” el fin de la “revolución” chavista, aún si eso es lo que deciden los venezolanos mediante el voto popular.
Libreta de Apuntes, 17 de julio de 2012
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